¿Quién no quiere compartir los momentos felices en redes sociales? Al fin y al cabo, ¿qué daño pueden causar esos contenidos? Como adolescente, ¿qué hay de malo en subir una foto en la playa con mis amigas? Solo es diversión. Una diversión que se puede convertir en una película de terror de la noche a la mañana. Como un fantasma silencioso, el ciberacoso se cuela por cualquier rendija. No le abras la puerta.
Las pantallas dan una falsa sensación de seguridad, como un telón de acero entre el mundo exterior y nuestra vida privada. Pero nada más lejos de la realidad: la vida análoga y en línea se han fusionado. Los comportamientos de la calle se replican en la red, agravados por el anonimato. Internet está repleto de ejemplos de violencia contra personas vulnerables, entre las que destacan los jóvenes y las mujeres. El ciberacoso se da en infinidad de formas y plataformas, pero casi siempre queda impune. Es hora de empezar a detectarlo, denunciarlo y frenarlo. Para pasar de la teoría a la práctica, el Campus AMI reunió a profesionales con gran experiencia tanto en ciberdelitos como en Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), una herramienta clave para protegerse frente a esta amenaza. El ciberacoso no es una realidad abstracta y lejana, en el encuentro se escuchó el testimonio de dos jóvenes víctimas de acoso en redes. Una de ellas lo sufrió por parte de un compañero de trabajo: por más que ella le bloqueara, él seguía creando perfiles falsos y mandando amenazas violentas, hasta que ella decidió cambiar de número de teléfono y limitar el acceso a sus redes sociales. La otra joven sufrió tanto acoso escolar como ciberacoso por parte de los compañeros de escuela; llegó a tal nivel que dejó el colegio y se cambió de lugar de residencia.
Pero ¿qué es exactamente el ciberacoso? Se define como “una situación de maltrato y hostigamiento reiterada, prolongada en el tiempo e intencionada, donde una persona maltrata a otra”, en palabras de Jordi Martín, especialista de Prevención del Ciberdelito de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Existe una clara similitud entre el ciberacoso y el acoso en la escuela: una víctima, un victimario y espectadores. Es decir, las realidades de cada sociedad se reflejan de forma casi idéntica en las redes; de ahí, la especial vulnerabilidad de regiones como Centroamérica, donde la violencia sigue siendo uno de los problemas sociales más urgentes.
Inocente juventud
En México, los jóvenes empiezan a usar las redes sociales entre los seis y los ocho años, y la mayor parte del tiempo lo hacen solos y desde casa. Además, al menos un tercio de esos jóvenes no conoce los riesgos de estas plataformas ni sus formas de prevención, según un estudio que condujo Deyra Guerrero, maestra de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, y una de las voces del Campus AMI. Guerrero hizo hincapié en la importancia de la AMI para enfrentar el ciberacoso en la web, ya que “nos da las herramientas y habilidades para identificar los riesgos que existen en los medios, pero también qué medidas preventivas se pueden tomar”. Recordemos que la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) engloba las capacidades necesarias para consumir e interactuar con los medios de una forma crítica y que fomente la libertad de expresión. Básicamente,En este caso, se trata de que los jóvenes usen los medios de forma más consciente, que conozcan bien los sitios digitales donde conviven e interactúan, así como la importancia de lo que publican; que aprendan a protegerse y a proteger a los demás en línea. Y es que, “nosotros como jóvenes estamos en TikTok, Instagram y Facebook, pero nadie nos enseñó a cómo interactuar”, como destaca Sara Martínez, jefa de redacción del medio multiplataforma Sónica.
La AMI es una herramienta esencial para protegernos y defendernos frente al ciberacoso, pero también para evitar ser partícipe o que lo sean nuestros hijos e hijas. Según Guerrero, los padres deben contar con competencias mediáticas para poder entender el mundo de sus hijos y ayudarles a prepararse. Además, es esencial recordar que toda persona tiene derecho a pedir ayuda; que debemos asegurar la seguridad de nuestros dispositivos, ya que muchas veces el ciberacoso empieza por el robo de datos privados; que no debemos borrar los ataques o insinuaciones que recibamos, porque esa evidencia puede servir a los investigadores de ser necesario; y, por último, que nos atrevamos a denunciar. No olvidemos que cualquiera, en cualquier momento, puede convertirse tanto en víctima del ciberacoso como en familiar o amigo de la persona que acosa.
De víctimas a agentes de cambio
Tal como ocurre con la violencia en el mundo real, las mujeres sufren con mucha mayor frecuencia acoso en las redes. El 64% de 400 mujeres periodistas de 50 países dijo haber experimentado algún tipo de violencia en línea en una encuesta realizada por la Federación Internacional de Periodistas. Por otra parte, aunque aproximadamente la mitad de la población mundial está compuesta por mujeres, solo el 48% tiene acceso a Internet, frente al 58% de los hombres. Esta brecha digital va de la mano con la falta de habilidades en AMI e incrementa la vulnerabilidad de las mujeres en red, ya que no valoran con la gravedad que corresponde los riesgos a los que se enfrentan. Cuatro mujeres unieron su experiencia sobre el tema en el Campus AMI.
El ciberacoso hacia las mujeres suele tomar connotaciones sexuales que acarrean graves daños tanto a nivel social como personal, entre ellos problemas de orden psicológico como la depresión. Por tanto, “el acoso en digital no se queda solo en un ámbito inmaterial, se traduce en impactos materiales aun cuando algunas de estas amenazas no se cumplen,” comentó Mayeli Sánchez, co-fundadora de la organización Técnicas Rudas de México. El ciberacoso a mujeres conlleva, además, una doble vulneración: el daño que causa el ataque se suma a una pérdida de libertad de expresión. En 2018, un informe de Amnistía Internacional reveló que las agresiones en Twitter terminan acallando más a las usuarias mujeres y que la red social no reacciona a esa forma diferenciada de hostigamiento. “Para no sufrir más acoso, una se repliega y deja de utilizar esos espacios,” apuntó Inés Binder, ciberfeminista y comunicadora social. Son muchas las que se preguntan “¿para qué voy a estar yo en Facebook o Twitter si hay violencia contra mi cuerpo solo por el hecho de ser mujer? Y eso limita nuestros espacios de acción política”, añadió Georgia Rothe, abogada experta en violencia de género. Influye, y mucho, la inexistencia o ineficiencia de políticas públicas que protejan a las mujeres y condenen la violencia machista, tanto en la vida real como digital. En El Salvador, cada cuatro horas y 42 minutos, una persona es víctima de violencia sexual; sin embargo, cerca del 90% de las denuncias por violación quedan impunes.
Los medios de comunicación juegan un papel clave a la hora de tratar estos temas y evitar que se normalicen. Metzi Rosales, periodista salvadoreña del medio Alharaca y docente universitaria, lo resume así: “Desde el periodismo nos corresponde seguir tratando y denunciando estos casos, porque mucha gente se educa con lo que los periodistas producen.” Ahora bien, sin caer en la revictimización de las mujeres o en el discurso de odio. Para ello es clave construir consumidores de información que posean un espíritu crítico y que exijan una renovación de los medios. Una de las grandes deudas pendientes es la paridad en los medios de comunicación: integrar a las mujeres en la construcción de las noticias y no solo relegar su tarea a tratar temas relacionados con mujeres. “El compromiso real es incorporar a las mujeres en todos los debates”, concluyó Georgia Rothe.
La Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) se entiende como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes para que la ciudadanía pueda generar pensamiento crítico que le pueda ayudar a interactuar de forma efectiva, consciente y adecuada con los medios de comunicación y otros proveedores de información, con el objetivo último de que cada ciudadano pueda ejercer sus derechos de acceso a la información y a la libre expresión.
DW Akademie América Latina trabaja en el campo de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) desde 2017 en Guatemala, con el fin de enseñar habilidades que posibiliten un pensamiento crítico en el consumo de medios de comunicación por parte de jóvenes de distintos grupos culturales. Asimismo, DW Akademie promueve la AMI en más de 20 países de todo el mundo con el objetivo de ayudar a los ciudadanos a ejercer su derecho a la libertad de expresión y al acceso a la información de manera libre.
Campus AMI es el encuentro digital con los medios de comunicación. Todos los jueves y sábado de octubre y noviembre por las redes sociales de DW Akademie América Latina.